Sabado, 12/06/2010
Introducción
Como una excepción iba a ser solo de un día, y el elegido era el 12/06/2010. El planazo comenzaba como iba siendo habitual últimamente, mi compañera (novia) llegando tarde y lloviendo. Para este viaje no íbamos a emplear el vehiculo oficial de los planazos (Opel Corsa alias ”mata pájaros”), sino una maravilla de la tecnología adquirido recientemente por nuestro compañero y amigo Richi, el Hyundai i30 blanco. Para ello teníamos que desplazarnos hasta ese barrio zaragozano de tan fácil acceso, de nombre Valdespartera. Una vez allí, nos invito a subir, lo que daba a entender que no estaban preparados y que se saldría con retraso. Tónica habitual de los planazos.
Camino de Loarre
Introducción
Como una excepción iba a ser solo de un día, y el elegido era el 12/06/2010. El planazo comenzaba como iba siendo habitual últimamente, mi compañera (novia) llegando tarde y lloviendo. Para este viaje no íbamos a emplear el vehiculo oficial de los planazos (Opel Corsa alias ”mata pájaros”), sino una maravilla de la tecnología adquirido recientemente por nuestro compañero y amigo Richi, el Hyundai i30 blanco. Para ello teníamos que desplazarnos hasta ese barrio zaragozano de tan fácil acceso, de nombre Valdespartera. Una vez allí, nos invito a subir, lo que daba a entender que no estaban preparados y que se saldría con retraso. Tónica habitual de los planazos.
Camino de Loarre
Una vez en el i30 y tras unas ligeras confusiones con el GPS, nos pusimos rumbo a Loarre, primera parada de la ruta. Cabe destacar que Loarre era una pequeña cuenta pendiente del planazo anterior, por le que había muchas ganas de visitarlo. Tras poco más de una hora y gracias a la rápida intervención de Alicia para modificar las rutas creadas por ese GPS de mercadillo que nos quería llevar por caminos insospechados, llegamos al Castillo de Loarre. Una vez en taquilla, la mujer nos comento que las visitas guiadas estaban completas y la única opción era esperar ya que ahora se iba un grupo, pero era de disminuidos psíquicos y habían desaconsejado juntarlos con gente. Así que no nos quedo más remedio que ir por nuestra cuenta. Después de dar varias vueltas por el castillo y enterarnos de poco – de lo que decía la guía cuando pasaba con un grupo – decidimos poner fin a la visita e irnos a comprar algo para comer. Al llegar al i30 y tras un breve aperitivo en forma de kit kat nos pusimos rumbo a Huesca, en busca del centro comercial. Ricardus propuso, ya que era algo tarde, comer por Huesca, pero las féminas del grupo - Vero y Alicia - lo declinaron argumentando que mejor en el Salto de Pozán de Vero, así que no había nada más que decir.
Castillo de Loarre
Castillo de Loarre